Kate.
Corrí. Corrí demasiado y no giré mi cabeza para ver si me
seguía. Todo estaba demasiado borroso, y mis lágrimas empañaban lo suficiente
mis ojos para no saber dónde me encontraba. La noche ya estaba más que sentada
sobre la ciudad, y yo me encontraba en un lugar del que no conocía nada. Todo
me era extraño, nada familiar. Me acerqué a una esquina, lo suficiente separada
del callejón en el que me encontraba, y me hundí entre mis brazos. No aguantaba
más la situación en la que podía encontrarme. No soportaba ser diferente al
resto de personas, al igual que tampoco soportaba la situación de sentirme
sola. Quería llamar a Natalia, a Grace, o ¿Por qué no? Decirles que vinieran a
por mí. Quería estar con ellas y que me hicieran sonreír como a menudo solían
hacerlo. Necesitaba que me abrazaban y me tranquilizaran, y que una vez más
borraran mi pasado. Mis lágrimas, y mis dolores de cabeza repentinos.
Pero, por alguna razón, no lo hice. No saqué el móvil, ni
miré la hora en la que estábamos. No hice ningún amago de decir algo en esa
noche tan oscura, ni recurrir a las personas que en esos momentos formaban mi
vida. Me hundí sola, sin nadie. No quería que descubrieran a esta Kate, no
podía hacerlo. Me gustaba que mis amigas me recordaran con una sonrisa, con
algo divertido en la boca. Me gustaba hacerlas reír como la que más, y
mancharme y mancharlas de helado. Me gustaba pasar las tardes junto a ellas en
el mismo banco, y hablar hasta que se pasaban más de las nueve y nuestros
padres nos castigaban. Desde que había llegado nueva a ese instituto, me habían
acogido como una más, sin importarles mi pasado. Mirando más allá de mi
fachada. Observando y descubriendo mi interior sin hacer preguntas, solo a base
de sonrisas. No, no podía defraudarlas y mucho menos preocuparlas por lo que me
estaba pasando en esos momentos. Ellas habían arriesgado tanto por mí, que me
parecía egoísta cargarles los problemas. Esa no era la Kate que era ahora. Yo
había cambiado, y no quería volver a mi pasado pasara lo que pasara. O quizás
debía volver para arreglar lo que no tuve valorar a solucionar.
Levanté mi cara llena de lágrimas, y encontré una mano
tendida delante de mí. Miré más arriba, y me encontré con unos ojos cálidos
amarronados. Se agachó, y con los dedos limpió mi cara toda llena de pequeñas
marcas de agua negra.
-¿Por qué lloras?-Me dijo-No creo que debas hacerlo.
-No sabes nada.-Contesté-No intentes descubrirlo, te lo
advierto. Nadie lo sabe y tú no vas a ser el primero.
-¿Qué coño te pasa, Katherine?
-Olvídame.-Dije de mala gana.
-¿Quieres que te olvide?-Asentí-No te entiendo.
-Ni me entenderás.
-Como sigas así, me obligarás a llamar a tus amigas.
-No te lo cogerán sabiendo que eres tú.
-Sé que les has hablado de mí. ¿Quieres que lo comprobemos?
Le cogí la mano al vuelo.
-No lo hagas.
-¡Venga ya!-Dijo frustrado-Eres increíble. Increíblemente
cabezona. ¿No ves que nos importas?
Silencio.
-Va Kate. No lo hagas por mí, hazlo por ellas. Llámalas, sé
que te quieren tío. Van a dar mucho por ti. ¿Tienes problemas en casa, o algo?
-Ignórame Daniel.
-Vale, es eso. Tienes problemas. ¿Con tus padres?
Nuevamente silencio. ¿Padres? ¿Tenía yo de eso? Sí, por
supuesto. Al otro lado del país. Disfrutando de una preciosa vacaciones
hawaianas. Sol, playa. Bebidas y bebidas. Fiestas y fiestas. Adoraba a mis
padres. Sí, por supuesto. Los adoraba tanto, que vivir sin ellos me partía el
alma. Sé que no notaréis mi sarcasmo, sé de sobras que soy pésima en serlo,
pero, me jodía que hicieran eso.
Daniel me interrumpió de mis pensamientos.
-Kate, ¿y tus padres?
-Fuera.
-¿Y la señora que vive contigo?
-Lárgate.
-¿Tú casa? ¿Por qué viniste nueva al instituto? ¿De dónde
eres? ¿Quién eras? Espera, espera. ¿Quién eres?
-¡Vete!-Me levanté-Olvídate de mi como lo hacen todos. No
soy nadie, ¿lo ves? No existo. No existo ni para ti, ni para mis padres. Soy
invisible, ¿lo pillas? Invisible. Nadie sabe nada de mí, a nadie le importo.
Mis amigas son mi vida, y lo único que me queda. ¿Crees que les voy a molestar
llorando? No. Así que déjame sola. Piérdete y no vuelvas a por mí nunca más. Y
cuándo te dije que te quería, mentía. Si no me quiero a mi misma, ¿cómo voy a
querer a otro? Vete Daniel, por favor.
Volví apoyarme en la esquina de aquel lugar, y me hundí en
mis propios brazos. Oí unos pasos que se alejaban, y una voz que tarareaba
algo. Que murmuraba alguna que otra frase. Levanté la mirada, y lo vi. Y a pesar que lo odiara con todas mí fuerzas, que me
intentara engañar para que creyera que me iba a dejar sola, y que por una vez
en su vida me iba hacer caso, mentía. Porque junto con Grace y Natalia, era la
persona que más me importaba en ese momento.
ME ENCANTAAA! Publicaad prontoo! :D Un besaazo guapisimas! :)
ResponderEliminarWOOOOW. es absolutamente increíble. ME ENCANTA. a ver si te conectas más, hace siglos que no hablamos -.-' :'(
ResponderEliminarOOOOOOOOOOHHHHH!!!!!!!! increíble:) en serio, como escribis todas!!!! jejeje:) Pero pobre Kate D:
ResponderEliminarUN BESITO Y ANIMO DESDE
http://sorbos-decafe.blogspot.com.es/
Chicas tenia muchísimo sin comentarD:
ResponderEliminarEl capitulo me dio muchisima tristeza): Como estaba Kat. y como trato a Daniel, que e tan solo queria ayudarla.
Me gusto muchisimo el capitulo Mel.
Me encanta como escribes, como escriben las tres.
Besos linda
valeee... siempre me haceis igual :(
ResponderEliminarcmo puñetas m pngo a vuestra altura?? :'(
jajjaaj tia, me a encntado, cmo todo lo q haces. Un bsito pltana ^^
<3
FElicidades por este precioso blog.
ResponderEliminarTe sige,
la chica de las gafas.