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martes, 22 de mayo de 2012

Capítulo 10: "Soy el malo de la película"




Esa música me definía. Era todo mi espíritu. Incluso antes de nacer, esa música ya sonaba en mis oídos, en mi diminuto cerebro.
Le di otra vez a replay. Ya la había escuchado cinco veces seguidas, pero jamás me cansaría.
Abrí mi libreta. No quería llamarlo diario. Era simplemente mi libreta.
Miré lo que había escrito los últimos días. No quería decirle a nadie más lo de mi supuesta amnesia. No quería preocupar a nadie.
Encontré algo muy interesante, días atrás:
Hoy me he encontrado con un tal Blake, un tanto oscuro, a decir verdad. Lo he visto en la parada de bus. Sí, de acuerdo, tiene unos ojos azules increíbles, pero su sonrisa es siniestra. Espero no volvérmelo a encontrar. Es el típico tío que atrae demasiados problemas.
Eso no era todo. Lo último que había escrito era de ayer:
Me he despertado en un banco del bus. No recuerdo nada. Bueno, sí; una sonrisa oscura, debajo de una luz eléctrica. Nada más. Es muy extraño. 
Eso era todo lo interesante que ponía en la libreta. En los demás días no ponía nada digno de mención que me indicara exactamente qué había pasado para producirme amnesia.
Cerré la libreta, enfadada. Quería saber exactamente qué pasaba. Sospechaba que todo eso tenía algo que ver con ese Blake, ya que mi vida había dado un giro desde que me lo había encontrado en aquella parada, como decía mi libreta.
Metí la libreta en mi bolso y salí fuera. Necesitaba despejarme.
En cuanto salí de la puerta principal de mi bloque de pisos, distinguí una figura oscura apoyada en la pared.
El miedo atenazó mi mente. Debía ser él.
Quise girarme para volver a entrar, pero no podía moverme. No de miedo. Estaba paralizada, literalmente. Quise gritar, pero no moví ni los labios.
Vi cómo la figura se acercaba a mí, hasta que pude distinguirlo bien. Un chico, algo mayor que yo. Unos ojos como el hielo, e igual de fríos e inhóspitos. Se me quedó mirando un momento, hasta que dijo:
-Lo siento. No quería paralizarte, pero no me dejas opción. Si no, tendría el riesgo de que te fueras corriendo, y necesito hablar contigo.
No dije nada. Más que nada, porque no podía.
-Mira: no intentes encontrarme. No puedes. Hago todo esto por tu bien, ¿entiendes? Si no, te matarían. Y te prometo que eso no va a ocurrir. Aunque tenga que enviarte a la otra punta del universo, lo más lejos de mí.-tragó saliva. Creí ver una sombra de dolor en sus ojos, pero desapareció demasiado rápido como para confirmarlo.
No entendía nada. ¿Matarme? ¿Quién? ¿Y quién...qué era él? ¿Cómo es que no podía moverme ni un centímetro?
-Seguramente te estarás preguntando qué es todo esto. Simplemente, dé gracias por no recordar nada. Sé que piensas que quiero hacerte daño, pero es todo lo contrario. Si te visito de vez en cuando, es porque no soporto alejarme mucho de ti. Debo protegerte.-se pasó una mano por el pelo oscuro, visiblemente inquieto. No paraba de mirar a un lado y otro de la calle.
Con toda mi fuerza de voluntad, conseguí mover un milímetro de mi mano. Poco a poco, me fui deshaciendo de la parálisis.
Él no se dio cuenta hasta que le pegué el puñetazo. O eso intenté. Rápidamente, cogió mi puño, a milímetros de su cara, y lo apartó de un gesto brusco.
No parecía sorprendido de ver que podía moverme de nuevo.
-¿Quién eres? ¿Por qué me persigues? ¿PUEDES EXPLICARME TODO ESTO?-grité.
El ansia de saber qué pasaba ahogó mi sentido común, que pedía gritos salir corriendo.
Él se quedó impasible.
-De querer explicártelo, quiero. Pero no puedo. ¿Puedes confiar en mí de una vez y aceptar que lo que intento es ayudarte?-replicó.
-Pues si de verdad quieres ayudarme, ¡EXPLÍCAME QUÉ PASA!-y rompí a llorar.
Hay ciertos momentos de una historia en que siempre recuerdas. Momentos que no parecen importantes en un principio, momentos que piensas que sabes qué pasará después. Pero te equivocas. Pasa justo lo contrario de lo que pensabas. Por eso son los mejores momentos de una historia. Por eso son los momentos que siempre recuerdas, pase lo que pase.
Eso fue lo que pasó.
Lo recordé.
Recordé esos ojos azules, pero era en otra parte. Casi parecía otra vida. Esos ojos me sonreían, me decían que siempre estarían allí.
Y sentí eso tan extraño que siempre llevaba en el corazón, como una carga que te acabas de dar cuenta que llevabas.
-Tú...yo...-balbuceé.
Él había levantado los brazos, en además de un abrazo, pero los dejó caer pesadamente.
-Yo...te recuerdo-dije.
Asintió, con pesar.
-Tenía miedo de esto. De que fueras más fuerte que un simple truco en la mente.
Las imágenes desfilaban en mi mente.
Y él estaba por todas partes.
Blake.
-¿Qué...?-empecé. Carraspeé- ¿Por qué?
-Te iban a matar sino. Era lo único que podía hacer.
-¿Por qué has vuelto?
Me miró, serio.
-Te echaba de menos.
Las lágrimas no paraban de caer por mis mejillas.
A ver.
Sé que os estáis preguntando qué estaba pasando exactamente.
Lo que pasaba era esto: en un pasado, Blake y yo habíamos estado juntos. Lo siguiente que recuerdo, es una gran sombra, y de repente Blake ya no estaba en mi vida.
Suspiré, confusa, y sacudí la cabeza. ¿Qué se supone que tiene que sentir una cuando acaba de recordarse de su ex novio y que una lo tiene delante?
Así que entré en mi casa, y en cuanto estuve en mi piso, cerré las puertas y las ventanas. Mi madre había salido a comprar, y no volvería hasta más tarde.
Me moría de ganas de llamar a Kate o a Natalia, pero sabía que no podía hacerlo. Eso era algo entre él y yo.
-Sabes que no puedes escapar de mí tan fácilmente.-oí una voz suave detrás de mí.
Me giré.
Cómo no.
Blake.
-¿Sabes qué? No me acuerdo demasiado de ti, pero estoy segura de que no eres una buena compañía precisamente. Así que haz el favor de irte-espeté.
Me acarició la mejilla, y me puso el pelo detrás de las orejas. Sostuve su mirada, desafiante.
-Estábamos tan bien juntos... qué lástima...-dijo.
-Me da igual. Vete.
-En el fondo no quieres que me vaya.
-En el fondo quizá quiero pegarte.
-Quizá. Pero va, inténtalo.
Intenté darle una bofetada, pero la esquivó.
-Muy lenta-dijo, con una sonrisa maliciosa en los labios.
Estábamos cerca. Peligrosamente cerca. Notaba su aliento en mi mejilla, pero no osé moverme. No quería que me viera como una cobarde.
-Te odio-conseguí decir, pero con un tono vacilante en la voz. Eso me enfureció.
-Qué más quisieras.
-¿Y qué quieres tú?-pregunté, para cambiar de tema.
Noté su sonrisa maliciosa.
-Que logres recordar. Volver a empezar. Ser...normal.-respondió, seguro de sí mismo.
-¿Normal? ¿Acaso no lo eres?
Se rió de una forma siniestra que no me gustó nada.
-No.
-¿Entonces?
-¿Sabes la historia de la guerra que hay entre los demonios y los ángeles?-preguntó.
-Eh... sí. Pero eso no existe. ¿A qué viene eso ahora?-repliqué.
Se apartó un poco de mí, y me miró a los ojos, muy serio. Sus ojos azules tenían una mezcla de resignación y una tristeza tan inmensa, que tuve que reprimir las lágrimas.
-Soy el malo de la película. Lo que tú llamarías "demonio."
___________________________
Vale. Este es el peor capitulo de todos. Parece una auténtica porquería, en comparación con los capis de Mel y Laila. PERDÓOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOON. Es que tengo muchísimas cosas que hacer, ya que nos dijeron que si sacábamos más de un 7 en nota y actitud de una asignatura de este trimestre, no haríamos trimestral. Así que todo el mundo se lo está currando para no hacerlos. Por favor, no me colguéis de un árbol por este abominable capítulo :)
dewww ^^







domingo, 13 de mayo de 2012

Capítulo 9: "Que existes."



Natalia

Enjugué mis ojos llenos de lágrimas y sequé las que rodaban por mis mejillas. Y fue ahí, justo ahí donde coloqué los pies en la tierra porque realmente yo estaba en las nubes. De esa noche lo único que me llevé fue un mal recuerdo y una lección: nunca volvería a dirigirle la palabra a Carlo. Las cosas tenían que cambiar. No derramaría ni una sola lágrima más por él.

Desperté gracias a los rayitos de sol que se colaban por las rendijas de la vieja persiana. Me vestí rápidamente y, con el corazón hecho pedazos,  bajé al parque y me senté en uno de los bancos. Apenas pasaron diez minutos alguien me tapó los ojos.
-¿Cómo está la chica más sexy del mundo?-dijo alguien desde atrás.
-Hecha una mierda.
Mikel, mi mejor amigo, se puso delante y me abrazó fuerte.
-¿Qué es lo que te pasa?
-Déjalo… no es importante. Ya se me pasa. –dije quitándole importancia. De ninguna manera quería que me viese jodida por un tío, ya que siempre había mantenido frente a él una fachada fuerte en esos temas.
-¿Seguro que no me lo quieres contar?
-Seguro.
-Vale, pero si necesitas hablar con alguien, sabes que estoy aquí para lo que sea.
-Gracias feo.
-De nada preciosa. Oye, esta noche hemos quedado todos en la playa, ¿vienes?
-¿Quién va?
-Supongo que Kate, Uri, Daniel, Grace, Carlo y los demás…
-Entonces no voy.
-¿Por qué?
-Por nada. Olvídame. Olvida esta conversación. –dije, y me fui corriendo. Lo que menos quería en ese momento era contárselo. Oí unos pasos que me seguían y en cuestión de segundos ya me tenía cogida por la cintura.
-No puedo olvidarlo.
-¿Por qué?
Mikel se revolvió el cabello como hacía siempre que se ponía nervioso y me miró a los ojos.
-Porque es imposible olvidar un solo segundo a tu lado.
Y ahí es donde todo mi mundo se puso patas arriba, donde todo perdió sentido. Mikel me miraba sonrojado y nervioso. Yo solo podía repetir una y otra vez aquella frase en mi cabeza.
-Como tampoco puedo olvidar tu olor, tu risa, tus enfados… Nat, no me pidas que te olvide porque no puedo.
Esperó a que dijera algo pero yo estaba inmóvil. No entendía nada. Luego se volvió y echó a correr. Rápidamente salí tras él.
-¡Mikel! ¡Mikel espera!
Me oyó, paró y se giró.
-No quiero que me olvides.
-Nunca lo voy a hacer.
Abrió sus brazos y me refugié en ellos como miles de veces había hecho.
Esta fue la primera de muchas conversaciones cursis de nuestra vida. Nunca ninguno de nosotros habíamos destapado lo que sentíamos, siempre habíamos guardado nuestros sentimientos muy adentro. ¿Por qué? Supongo que por miedo.
Me miró a los ojos. Hacía mucho tiempo que no me miraba de esa manera, esa mirada tan suya, tan dulce, tan sincera…
-¿Sabes? Me encanta abrazarte.
-¿A qué esperas entonces?
Me cogió y me empezó a dar vueltas. Estaba comenzando el proceso: empezaba a enamorarme. Se me metía debajo de la piel, por las orejas y los ojos, en el aire, en mi cabeza, en el pelo... De seguir así, al día siguiente lo vería de otra manera y me daría cuenta de que lo quería. Estaba empezando y no sabía cómo pararlo.
-¿Qué es lo que más te gusta de mi?-me dijo Mikel.
-Tus absurdas preguntas.-dije riendo.
-Ahora enserio, ¿qué es lo que más te gusta de mí?
-Que existes.

* * *
Siento el retraso, pero aquí lo tenéis. Espero que os guste.
Ah, si alguien no sabe cómo soy que busque la palabra "cursi" en el diccionario, sale mi foto.

sábado, 5 de mayo de 2012

Falta de tiempo...


Hola a todas!!
Como sabéis, el siguiente capitulo me toca a mi, pero no tengo nada de tiempo (deberes, trabajos, examenes, libros de clase...). Hablé con Valery y le dije que me saltaran, que hiciera ella el siguiente capitulo y así la historia no se estancaría, pero resulta que las tres estamos igual (hasta arriba de deberes y examenes). Esta entrada es solo para deciros que hasta el sábado 12 de mayo (este sábado) no podré subir capitulo. 
Lo siento mucho, pero no puedo permitirme suspender ninguna este trimestre ya que este año (estoy en 4ºESO) tengo que salir con todas aprobadas con buena nota para encontrar un buen instituto.
Muchos besos y gracias por todo.
Att: Laila.